La conquista fue sólo el primer episodio de un proceso sociocultural que duró tanto como el imperio español. Además se utilizo para defender interpretaciones opuestas que destacan de manera casi excluyente el valor o la crueldad de los españoles. No puede ignorarse en cualquier análisis de la conquista el peso de las circunstancias del lugar y tiempo, el pathos y ethos de la cultura española, el papel desempeñado por algunos individuos. Sin tener en cuenta estos factores no es fácil explicar acontecimientos que en términos militares estuvieron por encima de lo ordinario. Un cúmulo de circunstancias externas e internas hizo posible la caída casi repentina de los imperios indígenas. Por el contrario, el dominio español resultó más que difícil frente a los otros pueblos con una organización política menos desarrollada. La victoria militar sobre las tribus nómadas fue muy lenta o prácticamente imposible.
Gran cuestión ha sido y es la espantosa caída demográfica en la generalidad de América, exagerada por Fray Bartolomé de las Casas y especialmente destacada por cierta historiografía. Pero el derrumbe de la población indígena no se debió tanto a la guerra de conquista como al efecto no buscado ni evitable de enfermedades que no encontraron resistencia en un continente aislado durante miles de años. Por otra parte, la guerra no fue ninguna novedad. Los indios habían luchado entre sí desde siempre, igual que en el Viejo Mundo. Una de las razones de muchos grupos indígenas para aceptar auxiliar a los españoles en sus conquistas fue acabar con un enemigo ancestral, o liberarse de su yugo. El choque cultural, con todas sus implicaciones, y una nueva economía con trabajos excesivos y peligrosos, también se cobran muchas vidas y redujeron las tasas de natalidad. Pero hay que insistir en el efecto de las epidemias. Los agentes patógenos marcharon por delante de los españoles de tal modo que al tiempo que las noticias sobre la gente extraña y barbuda corrían de boca en boca, los virus y microbios se transmitían cuerpo a cuerpo meses o años antes que aparecieran los primeros europeos.
Fray Bartolomé de las Casas
Gran cuestión ha sido y es la espantosa caída demográfica en la generalidad de América, exagerada por Fray Bartolomé de las Casas y especialmente destacada por cierta historiografía. Pero el derrumbe de la población indígena no se debió tanto a la guerra de conquista como al efecto no buscado ni evitable de enfermedades que no encontraron resistencia en un continente aislado durante miles de años. Por otra parte, la guerra no fue ninguna novedad. Los indios habían luchado entre sí desde siempre, igual que en el Viejo Mundo. Una de las razones de muchos grupos indígenas para aceptar auxiliar a los españoles en sus conquistas fue acabar con un enemigo ancestral, o liberarse de su yugo. El choque cultural, con todas sus implicaciones, y una nueva economía con trabajos excesivos y peligrosos, también se cobran muchas vidas y redujeron las tasas de natalidad. Pero hay que insistir en el efecto de las epidemias. Los agentes patógenos marcharon por delante de los españoles de tal modo que al tiempo que las noticias sobre la gente extraña y barbuda corrían de boca en boca, los virus y microbios se transmitían cuerpo a cuerpo meses o años antes que aparecieran los primeros europeos.
Fray Bartolomé de las Casas
Inicios y llegada de Hernán Cortés.
La conquista de México fue el comienzo de una verdadera empresa imperial. Hasta entonces, las expediciones habían sido esencialmente marítimas, los intereses eminentemente económicos. Las colonizaciones se habían limitado a islas continentales y no a tierras continentales. Cortés marchó con decisión tierra adentro en busca de una población abundante, más rica y desarrollada que los modestos cacicatos de las Antillas. Su visión de hombre de Estado, animada por su ambición y su energía, dieron a su empresa una dimensión nueva. Antes de su victoria sobre los aztecas, Cortés le dijo a Carlos V en su segunda "carta de relación" : "Porque he deseado que Vuestra Alteza supiese las cosas de esta tierra, que son tantas y tales que, como ya en la otra relación escribí, se puede intitular de nuevo emperador de ella, y con título y no menos mérito que el de Alemania, que por la gracia de Dios Vuestra Sacra Majestad posee"
Factores de la conquista:
° La enemistad de pueblos mesoamericanos hacía los mexicas
° La enemistad de pueblos mesoamericanos hacía los mexicas
° La actitud prepotente y acciones políticas de Moctezuma II en contra de sus súbditos y pueblos dominados
° La religiosidad de Moctezuma II, respecto a la creencia de que la llegada de los españoles correspondía al regreso de Quetzalcoatl
Estos factores fueron bien aprovechados por Hernán Cortés concuño de Diego de Velázquez, gobernador de Cuba, quien después de elegirlo para la expedición de conquista tuvo problemas personales con él y decidió retirarle su apoyo y trato de impedir la expedición.
Cortés decidió realizarla por su propia cuenta y sin autorización, por lo que huyó de Cuba en febrero de 1519, zarpó con 11 barcos, cañones, perros de caza, caballos, arcabuces, y soldados experimentados como Pedro de Alvarado, Alonso Hernández Puerto Carrero, Francisco de Montejo y el piloto mayor Antón de Alaminos.
En Cozumel encontró dos naufragos, Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar, este último se unió a la expedición, quien resulto un informante de mucha importancia, pues conocía vida, lengua y costumbres de los mayas, lo que facilitó la comunicación con otros poblados.
De Cozumel se dirigió a Champoton, y luego a Tabasco, donde se enfrentó a los nativos, después de concluir la batalla y en señal de paz, los indígenas entregaron a los españoles comida y mujeres, entre ellas iba Malintzin también conocida como la Malinche, quien se convirtió, junto con Jerónimo de Aguilar en trascendente, ya que al dominar el maya y el náhuatl, Cortés podía comunicase con más pueblos, sobre todo de origen nahua, como era el caso de los mexicas.
Expedición de Cortés
Más tarde llegó Cortés llegó a San Juan de Ulúa, donde Moctezuma le envió varios presentes, confundiéndolo con Quetzalcóatl. Posteriormente Cortés fundó el primer Ayuntamiento de la Villa Rica de la Vera Cruz, donde fue nombrado gobernador, capitán y justicia mayor, comunicándolo a Carlos V para que le reconociera sus derechos. Continuó su viaje a Cempoala y Tlaxcala, enemigo de los mexicas, donde logró tenerlos como aliados. Avanzó hacia Cholula, pese a la insistencia de Moctezuma para que se regresara de donde venía, dándole más obsequios. En este lugar realizó una matanza ante el rumor de que iban a ser atacados.
Llegada de Cortés a Veracruz
El Cacique Gordo de Cempoala visita a Cortes y le entrega ricos obsequios, para luego expresarle sus quejas, los mexicas eran dueños de muchas tierras y ciudades y exigían que se les pagara tributo. El conquistador respondió a los reiterados lamentados del Cacique Gordo, expresándole que el había llegado para acabar con las injusticias. Estos hechos coincidieron con la presencia de los recaudadores mexicas, quienes se enojaron con los cempoaltecas por haber recibido a los españoles sin el permiso de su señor Moctezuma. Cortes intervino a favor de los cempoaltecas, evito el castigo que los recaudadores pretendían y los envió de regreso con saludos para Moctezuma. Pero al Mismo tiempo concertaba alianzas con los caciques cercanos, para con su ayuda atacar a México-Tenochtitlán y sus aliados.
Moctezuma II al tener conocimiento de la rebeldía de los pueblos tributarios decidió emprender la guerra contra estos y los españoles. Pero seguía actuando con diplomacia ante Cortes, recibiendo el mensaje amistoso que aquel le enviaba con sus embajadores ante Cempoala, decidiendo corresponder a el con mas presentes y diciéndole que el y sus españoles eran enviados de Quetzalcóatl, y por tanto eran del mismo linaje que esta deidad. Por su parte Cortes seguía entregando nuevos mensajes de paz y amistad, a pesar de que había concertado alianzas con los totonacas. Sin embargo, la actitud de Cortes no fue tan amistosa hacia los cempoaltecas, pues con amenazas los obligo a destruir a sus dioses, a los que llamaban despectivamente ídolos.
Así fue como los españoles iniciaron otro proceso, la conquista religiosa, cuya primeras manifestaciones se observaron en Tabasco.
Para congraciarse con su rey. Cortes remitió a España el primer cargamento de oro “rescatado” y un escrito, su primera Carta de Relación. Alonso Hernández Puerto Carrero y Francisco de Montejo se encargaron de esta misión. En la corte de Carlos V, Cortes tenia peligrosos adversarios, y uno de ellos era Juan Rodríguez de Fonseca, presidente del Real Consejo de Indias, obispo de Burgos, quien intrigaba en su contra. Pero a pesar de ello, el monarca recibió a sus enviados y concedió a este sus mercedes.